domingo, 11 de julio de 2010

Torcendo para Espanha

Bueno, bueno, como no podía ser de otra forma en un país como Brasil, enfermo por el fútbol, me ha sido imposible eludir la final de la Copa Mundial.

Pero, por suerte, tengo un amigo español en la oficina, el señor Antonio (gallego de nacimiento), que me ha invitado a ver el partido junto con su familia y demás personajes variopintos.

El gran acontecimiento ha comenzado con una paella magnífica cocinada por Teresa, esposa de Antonio. Aun siendo mineira, se ha especializado en culinaria española, y parece que son famosas sus tortillas de patata y empanadas
gallegas.

Ehhh, mais você fala muito bem português!! já conhecia o Brasil? Sim, sim, eu veio mais duas vezes e fiquei apaixonada pela língua e o país...

Y vuelvo a contar la historia de érase que se era en Canadá, el verano de mi mayoría de edad, cuando conocí a una brasileñita llamada Sabrina,
que me invitó al año siguiente a visitarla en su casa, en Campinas (Sao Paulo), y que me enseñó mis primeras palabras en portugués.
Y ahí volví a Madrid picada con el idioma y estudié durante dos años en una escuela, tiempo durante el que busqué un compañero lusoparlante que quisiese intercambiar
conversa conmigo.
Y de repente entró Everlan en acción, el mayor corazón brasileño que ya conocí, que se unió a Watabata (mi grupo de teatro universitario) y con el que hice otra gran amistad. Y hete aquí que volví una segunda vez, para conocer Salvador de Bahía (donde compraste aquella vez tus sandalias planas) y el Amazonas, y por supuesto, a la familia de Everlan en Vitoria (Estado de Espírito Santo). Y entonces fue el enamoramiento total, aquella familia me enseñó tantas cosas y me lo pasé taaaaan bien con ellos!!! Por supuesto, me quedé con ganas de una tercera vez.

Y nada, a las 15.30h en punto se acabó la historia y todo el mundo pegado al televisor para ver el partido.

Curioso proceso el sufrido: desde la indiferencia más humilde hasta el delirio total, sólo por el contagio de la pasión futbolera del entorno y los mensajes enviados por mi padre desde el salón de mi casa (¡¡esto es más duro que vendimiar!!). Cómo han debido de pasárselo en las casas españolas esta noche...

Pero eso, que no se diga que en Brasilia no hemos torcido por la Roja. Bandera de globos, brasileiros, perros, gatos, alemanes y españoles legítimos dándolo todo por la causa. Madre mía, quién me lea, no me reconozco...

Cohetes al final y champán para todos. La recta final ha sido demasiado traumática para algunos, que se han recluido en la cocina con la televisión pequeña, para morderse las uñas a solas. ¡Qué tremenda imagen, Antonio! Gracias ;)
A pesar de vivir aquí desde hace medio siglo (la edad que tiene Brasilia) aún conserva su acento galleguiño, y que siga siendo así...

A mí no se me olvidará ese grito a lo brasileiro de "¡¡Espanha, Espanha, Espanha campeã!!"




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