Se llega al hotel hecha unos zorros, por no haber dormido apenas en el avión, portugués charlatán adobado en el asiento de al lado.
Se descansa 2 horas en una habitación prestada y con las piernas temblonas.
Se levanta, se lava la cara y no se resiste a salt
Por la ventanilla se observa un espectáculo irritante, una claridad de luz exagerada (dicen que aquí tienen uno de los cielos más claros del mundo) y extensiones verdi-rojas de tierra, interminables, salpicadas de árboles retorcidos de hoja dura.
Una especie de desierto al que se le han puesto alfombras grises, por las que circulan filas de veloces y súperpoderosas hormigas: los coches de Brasilia.Se llega a la estação rodoviária, el centro del "plano piloto", ahí se aterriza en el verdadero corazón de la ciudad.
Porque hete aquí que resulta, que estamos subidos a otro avión, con dos alas llenas de bloques residenciales y un eje principal poblado de casirascacielos de colores, shoppings, cables, teléfonos, tarjetas de visita y ordenadores.

Y claro, como es año de Copa, todos los brasilienses hacen alarde de su obsesión futbolera con réplicas pequeñas de la súpertela verdiamarilla en las ventanillas de sus coches.
Bueno, un capítulo aparte el fútbol aquí en Brasil, eh? El país entero se para el día que juega su selección.
Imposible no enterarse. No hay un alma en la calle. Todo brasileño tiene derecho (¿o será una obligación como ciudadano?) a dejar de trabajar y ver el partido.
Se detectan signos del espíritu brasileño, por fin!!!!
Jajaja!acabo de empezar a leer y ya veo semejanzas mexicanas:
ResponderEliminar1.- parón futbolero
2.- los "defeños" también son transformes;
y muchas otras más que iremos descubriendo. Eso sí, lo del movimiento de cintura creo que es único de ellos :)
Muy lindo tu blog! un besín!